Buenos días estimados docentes, directivos, personal administrativo y obrero, compañeros graduandos, familiares y amigos presentes.
Hoy nos encontramos en este
acto académico, para recibir nuestros títulos de técnicos medios en las
diferentes menciones, de esta manera, celebramos el final de una etapa y el
comienzo de un nuevo capítulo en nuestras vidas, pues a partir de ahora
emprenderemos el viaje hacia la meta de ser profesionales. Por ello,
agradecemos a Dios en primer lugar.
En segundo lugar, a nuestros
padres y demás familiares, por inculcarnos los valores de la vida, por
ayudarnos cada día a ser mejores personas, por ser el faro en momentos de
oscuridad y nuestra fuente inagotable de amor.
De igual manera, les
extendemos un profundo agradecimiento a nuestros profesores y maestros, por su
dedicación y paciencia. Han sido más que educadores, mentores, guías y amigos.
Gracias por impartirnos sus conocimientos y experiencias, por no dejarnos caer
e impulsarnos a seguir adelante. Sin ustedes no hubiera sido posible llegar
hasta este punto.
Asimismo, dedicamos este
triunfo a aquellas personas que nos acompañaron a lo largo del camino, pero que
por circunstancias de la vida hoy no se encuentran presentes, y a los que están
en la distancia.
También damos las gracias
muy especialmente a nuestro Rector Fundador Néstor Pérez González, quien en
vida fue pilar indispensable de nuestra institución. Y ahora nos sentimos
orgullosos de contar como Rector con Monseñor Germán Vivas Hausler. Confiamos
en que, bajo su dirección, el plantel continuará siendo un espacio de
excelencia académica, innovación y formación integral para todos los
estudiantes.
Hoy después de doce años, llegó,
queridos compañeros, el momento del “Hasta Luego”, no solo entre nosotros, ayer
niños venidos de diferentes hogares y que hoy somos un grupo de amigos, casi
hermanos, sino que también, es el “hasta luego” de esta gran casa que nos
acogió con tanto amor para educarnos e instruirnos, sembrando y reforzando en
nosotros los valores necesarios para convertirnos en los hombres y mujeres de
bien que necesita con urgencia nuestra amada Venezuela.
Durante nuestro tiempo en
esta institución aprendimos a ser resilientes, a superar desafíos y a trabajar
en equipo. Forjamos amistades inquebrantables con las cuales compartimos risas,
lágrimas y recuerdos inolvidables que perdurarán para siempre.
Estos títulos reflejan
nuestros logros, metas alcanzadas y el esfuerzo dedicado para llegar hasta aquí.
Pero también gracias a ellos miramos hacia adelante, hacia un futuro lleno de
posibilidades y oportunidades. Estamos listos para enfrentar nuevos retos,
perseguir nuestros sueños y hacer una diferencia en el mundo. Recordemos que
solo el cielo es el límite y que cada desafío que afrontemos es una oportunidad
para crecer, aprender y demostrar de lo que somos capaces.
No importa qué camino
elijamos seguir a partir de hoy, tengamos presente siempre la importancia de la
perseverancia, la pasión y la determinación. Sigamos siendo valientes,
creativos y compasivos en todo lo que hagamos. Nunca olvidemos el impacto
positivo que podemos tener en los demás y en el mundo que nos rodea.
Nuestros sueños y
aspiraciones nos esperan con los brazos abiertos, es nuestra responsabilidad
perseguirlos con la misma tenacidad que nos trajo hasta aquí. No busquemos ser
simplemente trabajadores, seamos emprendedores, siempre inspirados en la
búsqueda del bien común. Y en ese afán no olvidemos ser sencillos, honestos,
transparentes, dispuestos a ser útiles y a tender la mano amiga, dándole todos
los días las gracias a Dios por los favores recibidos.
Con el corazón lleno de
esperanza y los ojos puestos en el horizonte, celebremos este gran logro. Hasta
siempre compañeros! ¡Que éste sea el comienzo de una vida llena de éxitos y
felicidad.
Dios bendiga al Instituto
Diocesano “Pablo VI”.